Este artículo fue publicado el 5 de enero de 2021 por Eugenio Carrizal
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Deuda pública, todo lo que debes saber

Aunque para muchos sea algo tremendamente aburrido o complejo de entender, la economía es hoy por hoy uno de los campos de conocimientos más importantes que existen, no solo porque afecta directamente a nuestra vida diaria y cotidiana, sino porque marca prácticamente todo lo demás. En el sistema en el que vivimos, disponer de dinero es imprescindible para poder llevar una vida segura, pagando facturas, comprando comida, pagando gasolina, etc… Cada pequeña fluctuación dentro de los mercados puede suponer un cambio importante en nuestro pequeño mundo, y en este pasado 2020 lo hemos comprobado mejor que nunca, por culpa de la pandemia del Covid 19 y cómo ha ido afectando a todos los países, uno por uno, así como a sus economías, obviamente. Entender las noticias macroeconómicas, los movimientos que se están dando, es algo imprescindible para poder conocer luego qué ocurre en nuestro mundo.

Por ejemplo, en los últimos años se ha hablado mucho del concepto de deuda pública, así como de otros muy relacionados como la prima de riesgo. Tal vez hace diez años muy poca gente conocía este tipo de conceptos macroeconómicos, pero hoy por hoy se han vuelto muy populares porque la situación nos ha llevado a ello. Todos los países tienen deuda pública, todos los países emiten esa deuda en forma de bonos, letras del tesoro… Pero no todos tienen la misma deuda pública, ni en cantidad ni en calidad, ya que esto también depende de factores exteriores. En este artículo vamos a intentar explicarte de forma sencilla pero completa todo lo que significa la deuda pública y qué supone para un país emitirla, tanto a nivel gubernamental como a nivel ciudadano, ya que esto también nos afecta, lo entendamos o no.

Qué es la deuda pública

La deuda pública es el conjunto de deuda emitida por las administraciones públicas de un territorio determinado. En el caso de España, por ejemplo, la deuda pública consiste en toda la deuda emitida por el Estado central, junto con la deuda de las Comunidades Autónomas y los gobiernos y autoridades locales. El conjunto de toda la deuda pública se suele estimar con respecto al PIB del país, su producto interior bruto, uno de los marcadores más utilizados para comparar la riqueza entre diferentes naciones. En el caso de España, la deuda pública ya ha sobrepasado el 100% del PIB, lo que significa que el país debería estar un año entero sin pagar absolutamente nada para poder rescindir su deuda con todo aquel que en su momento la compró.

¿Por qué se emite?

Todos los países del mundo cuentan con un Presupuesto General en el que se incluyen todas las partidas que van a realizarse en cuanto a gastos en infraestructuras, pagos a funcionarios, etc… Ocurre tanto en el Gobierno Central como en las administraciones regionales y locales. Sin embargo, ese presupuesto puede desajustarse, por mil motivos diferentes, y al final del año, ese país queda en déficit público, es decir, ha gastado más de lo que ha ingresado con impuestos y demás. Es una situación compleja, de la que la mayoría de países intentan salir emitiendo deuda pública, para poder tener rápido el dinero que deben gastar y no esperar a recibirlo a finales de año. Esa deuda pública sirve para poder adelantar proyectos, pero obviamente es un arma de doble filo, ya que hay que devolverla con intereses en un plazo determinado, una situación que normalmente solo genera más y más deuda.

Qué tipos de deuda pública hay

Podemos catalogar la deuda pública según su emisor, siendo nacional, regional o local, aunque normalmente se habla de deuda pública en general y suele ser el propio Estado el que más utiliza este sistema. Sin embargo, también podemos clasificar la deuda pública por el tipo de emisión que se realiza. Las más conocidas con las Letras del Tesoro, los Bonos del Estado y las Obligaciones del Estado. Básicamente son el mismo tipo de deuda, pero con diferente vencimiento. Y es que las Letras del Estado vencen muy pronto, en tan solo unos meses, mientras que los bonos y las obligaciones pueden vencer en un periodo mucho más largo, de años e incluso décadas. El Estado suele emitir los tres tipos de deuda y ya cada comprador decide cuál es la que más le conviene. Las Letras se venden muy bien por su rápido vencimiento, pero para el Estado es mucho mejor vender bonos, por ejemplo, ya que les dan más margen de maniobra.

Ejemplos de deuda pública

Dependiendo del país en el que estemos, la deuda pública tendrá más o menos importancia, no solo por lo que hay que gastar en ella sino por la prioridad que tiene sobre cualquier otro pago. Y es que en España, por ejemplo, el pago de la deuda pública está por encima de cualquier otra inversión del presupuesto, y una buena parte del mismo se destina precisamente a pagar los intereses de esa deuda. Esto puede inducir a un país a una situación complicada puesto que seguirá pidiendo más crédito para pagar lo que ya debe, y sumiéndose así en un círculo vicioso de deudas que seguramente jamás podrá pagar. El funcionamiento de la deuda pública es sencillo. Un país necesita 1.000 millones de euros, por ejemplo, para poder realizar un pago de pensiones en un momento de poca liquidez. Como no puede recibir el dinero rápido por la vía natural de los impuestos, emite deuda pública en forma de Letras, Bonos y Obligaciones.

Los otros estados, o cualquier inversor que lo desee, pueden comprar esa deuda en los términos estipulados, normalmente con un gran beneficio en un periodo corto de tiempo. Las agencias de rating se encargan de puntuar al alza o a la baja la calidad de esa deuda, según su estimación de si el Estado que la emite podrá devolverla o no. Eso es lo que se conoce como prima de riesgo, y que debe estar baja para generar mayor confianza en los inversores. Una vez el Estado emite esa deuda y recibe los 1.000 millones que necesitaba, lleva a cabo el pago que iba a realizar y luego, cuando el tiempo de la deuda venza, a los meses o a los años, deberá devolver ese dinero a su inversos con los intereses concretos que se estipularon. Si un país obtiene superávit presupuestario no debería echar mano de este tipo de deuda, ya que no tiene falta de liquidez. Por desgracia, casi todos los países suelen emitirla y algunos se hacen casi presos de ella.

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