Este artículo fue publicado el 24 de noviembre de 2021 por Eugenio Carrizal
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El impacto de la prostitución en las arcas alemanas

Alemania es, sin lugar a dudas, la locomotora económica de Europa. El país siempre ha presumido de tener una economía fuerte y bien asentada, basada en la industrialización, y en un concepto del trabajo muy específico. Con el tiempo, por supuesto, las cosas han evolucionado, pero no es de extrañar que el país lleve décadas tirando del carro de la Unión Europea. Tampoco es la única economía que sale a flote, por supuesto, pero si las cosas van mal en Alemania, los vecinos europeos siempre se echan a temblar. Un país con una industria tan sólida, que además protege igualmente al sector terciario, se ha convertido en una referencia para muchos, en casi todos los sectores. Hay uno, sin embargo, que ha levantado dudas y mucha polémica en todo el mundo. Y es que Alemania fue, en 2001, uno de los primeros países europeos en legalizar la prostitución.

El debate sobre la legalización o abolición del trabajo sexual está más en boga que nunca en estos días. Sin embargo, en 2001 la situación no era ni remotamente parecida, al menos en buena parte del mundo. Alemania entendió que había que proteger y dar derechos a estas trabajadoras sexuales, consiguiendo así que tuvieran una vida mucho más digna. Veinte años después, el método parece no haber convencido a todos. Aunque la regularización ha traído beneficios, algunos expertos afirman que no ha sido del todo correcta. Sin embargo, el gobierno alemán sigue considerando positivo que las prostitutas puedan disfrutar de un trabajo como otro cualquiera, equiparándolas a las demás trabajadoras. Los datos sobre ingresos por este negocio son una buena muestra de ello. Sin embargo, uno pensaría que un sector que mueve tanto dinero acabaría por aportar más a las arcas. Esto también tiene que ver con la situación irregular de muchas prostitutas, que han preferido seguir “a su aire”, sin entrar en el registro del gobierno. ¿Es un buen modelo, entonces, para ser copiado en otros países? ¿Beneficia no solo a las prostitutas, sino al resto de la sociedad, a través de los impuestos?

Alemania legaliza la prostitución

En 2001, Alemania decidió dar un valiente paso al frente y legalizar la prostitución, convirtiéndose en uno de los primeros países del mundo en hacerlo. Además, la ley no solo legalizaba esta actividad para las prostitutas, sino también en los burdeles. Esto ha hecho que Alemania se convierta, para muchos, en el gran prostíbulo de Europa, una idea que tampoco es del todo real. Siendo el país más poblado de todo el continente, es normal que aquí trabajen muchas chicas, sobre todo en grandes ciudades como Berlín o Colonia. Se calcula que actualmente son más de 400.000 personas las que se dedican al sector del sexo de pago, la mayoría de ellas mujeres y extranjeras. La ley permitió le llegada de muchas amantes profesionales, pero para muchos, también supuso alentar a la propia trata y la esclavitud sexual.

Estos dos delitos están penados y perseguidos en Alemania, ya que quedan fuera de lo que se entiende por prostitución. La reforma de la ley de 2016 aumentó los derechos de las trabajadoras sexuales y aportó nuevas herramientas para aquellas que sufrían una situación forzada de prostitución. Lo que se busca es que la chica que quiera dedicarse a esto pueda hacerlo sin ser perseguida ni obligada. Que nazca de su propia voluntad del entrar a ser escort profesional, y tenga los mismos derechos desde ese momento que cualquier otra trabajadora. Sobre el papel, la ley es bastante buena, y de hecho se ha tomado como ejemplo en otros países. La realidad, sin embargo, nos habla de poca eficiencia si nos ceñimos a los datos.

Condiciones para las trabajadoras sexuales

Una de las críticas más habituales que se suele hacer a esta ley es que no protege del todo a las chicas que quieran dejar la prostitución, ofreciéndoles alternativas viables. Las condiciones de trabajo para estas chicas están sujetas a la ley alemana, pero hay algunos apéndices especiales. Por ejemplo, las profesionales del sexo están obligadas a utilizar preservativo en todas sus relaciones, hacerse chequeos habitualmente en los hospitales, para saber si son portadores de alguna enfermedad venérea. También tienen derecho a retribuciones y paro, si cumplen los requisitos. El problema es que muchas de estas profesionales han preferido seguir trabajando al margen, sobre todo para evitar el pago de grandes impuestos.

Ingresos por impuestos

Y este es otro tema candente dentro del debate. La intención de Alemania al legalizar la prostitución no era solo humanitaria ni de ayuda a estas profesionales. El tema de los impuestos y la ganancia para el Estado también tenía mucho que ver. De hecho, las arcas alemanas aspiraban a generar más de 2.000 millones de euros gracias a la prostitución y sus impuestos derivados. La cifra se ha quedado en algo menos de la mitad, y aunque sigue siendo más que antes, es insuficiente para los expertos. Algunos economistas apuntan a que el Gobierno no está llevando a cabo una investigación suficientemente profunda en burdeles para acabar con el empleo en negro. Que se deja pasar, y eso resta muchos ingresos a las arcas estatales, de un negocio que además siempre parece estar en cotas altas.

¿Un ejemplo para otros países?

El modelo alemán de regularización de la prostitución se ha tomado como ejemplo por otros muchos países, desde Austria a Bélgica. Es una de las leyes más liberales y abiertas con el tema del sexo profesional en todo el mundo, pero por supuesto, no está exenta de críticas. De hecho, son muchos los que apuntan a que esta regularización apenas ha cambiado la situación, dado que las mujeres prefieren seguir trabajando al margen de la ley. Evidentemente, ninguna ley va a ser perfecta, pero con el tiempo se puede ir adaptando a las necesidades de cada territorio. Porque tampoco todos los países son como Alemania, para poder copiar directamente su mismo  modelo y que encaje a la perfección.

El debate sigue estando presente en la sociedad, y la prostitución es todavía un tabú bastante difícil de sortear. De hecho, los pocos partidos que se atreven a hablar de legalización suelen  utilizar muchas veces el factor de los ingresos. En lugares como Portugal o España, donde todavía no hay leyes al respecto, las voces regularizadoras afirman que con esta medida el estado ganaría una nueva fuente de ingresos. El ejemplo de Alemania, sin embargo, nos muestra que si no hay verdadera implicación por parte del gobierno, el dinero acaba escurriéndose. Por eso no todos lo tienen tan claro a la hora de dar su sí a la legalización de la prostitución.

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