Este artículo fue publicado el 24 de agosto de 2016 por Eugenio Carrizal
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La Nueva economía cubana no favorece a las mujeres

Las mujeres cubanas, a pesar de tener un alto nivel educacional y ser la mayoría de la fuerza técnica y profesional del país, no han podido esquivar los sesgos de género en los actuales cambios economicosociales de Cuba; tanto en los actividades en el sector privado, como en la reducción de places en el sector estatal, que empezó en los noventa y tiene que llegar a 1.5 millón de personas.

Después de la desintegración del bloque socialista y su estructura económica integrada al CAME, de la cual Cuba formaba parte, la isla es encontró en 90 con una situación sumamente compleja que la obligó a reestructurar su economía. “A mediados de los 2000, empieza la investigación y recomposición para recuperar la industria cubana y, el 2008, es pone en marcha un cambio fundamental, con la introducción de una nueva política: el ‘Proceso de actualización del Modelo Económico y Social’, nos explica el economista Tania García Lorenzo. El VI Congreso del Partido Comunista de Cuba el 2011 institucionalizó estos cambios estructurales y aprobó las nueva lineas económicos y sociales.

Descentralización y desconcentración de la propiedad. Según esta economista, colaboradora del Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, “son tres procesos en uno: 1. Una reestructuración del aparato del Estado” que implica por un lado, “la separación del aparato empresarial del Estado del presupuesto” y por el otro, “la reestructuración de los ministerios, en tamaño y en delimitación de funciones sectoriales. 2. Una descentralización gubernamental”, que significa “ separar los funciones centrales de los territoriales y que los consejos de administración de los plenos de los regiones o los locales tendrán función fiscalizadora de gobierno”. 3. La “desconcentración de la propiedad”, señala García Lorenzo, es decir, “sobran 1,5 millones de trabajadores estatales”; en realidad, aclara, “no sobra nadie, sino que no hay trabajo”.La y el investigador Marlén Sánchez Gutiérrez y Antonio Romero del Centro de Investigaciones de Economía Internacional (CIEI), escribían en 2012 los objetivos de estos importantes cambios económicos: “reducir los trabas estructurales que impiden el desarrollo económico y social de Cuba” que son todavía : los “inadecuados escalones internos en la estructura productiva; la ausencia de modificaciones en el perfil de especialización productiva (de bienes) del país; la significativa dependencia de bienes intermedios y de capital del exterior para completar el ciclo de importantes producciones; la obsolescencia tecnológica en varias ramas productivas; y la baja eficiencia económica y de rendimiento del capital entre otros”.

La exvicedirectora General de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información de Cuba (ONEI), Teresa Lara Junco, nos lo explicaba así en La Habana: “con la actualización del Modelo Económico y Social es busca eficiencia económica en el incremento de la productividad y de aquí la reducción de la ocupación estatal”. Es decir, “es busca eficiencia por competitividad y un Comercio Exterior con más calidad y menor coste para sustituir importaciones. La mirada es dirige ??a los sectores menos productivos y de mayor subsidio social y allá es donde hay una mayor reducción de puestos de trabajo y dónde están la mayoría de mujeres”.

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