Este artículo fue publicado el 17 de junio de 2016 por Eugenio Carrizal
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Los bancos intervendrán ante el Brexit

El término «Brexit» hace referencia a la hipotética salida del Reino Unido de la Unión Europea. Desde hace unos cuantos años, este país se ha mostrado bastante reticente a las políticas de la UE. Brexit es un acrónimo inglés formado por BRitain (de Gran Bretaña) y EXIT (salida).

La fecha que va a definir si el Reino Unido sale de la Unión Europea o no es el 23 de junio, algo que el David Cameron, el primer ministro británico, ya anunció en su programa electoral que tendría lugar en caso de general las elecciones de 2015. Los ciudadanos británicos deberán responder si quieren continuar en la Unión Europea o abandonarla. Obviamente, en el país se están produciendo muchos debates, tanto en los medios de comunicación como en las calles, pero parece que la gente de a pie no acaba de tener del todo claro las consecuencias de una eventual permanencia o salida de la UE.

Los bancos ya han dado su opinión al respecto, y tanto el BCE como el Banco de Inglaterra tienen previsto intervenir en caso de que la votación abogue por abandonar la UE. Es más que previsible que un movimiento de esta magnitud tuviera repercusiones en los mercados ingleses y de todo el mundo de manera que con el objetivo de tranquilizar a los inversores y dotar de cierta estabilidad a la economía británica, se prevé que se hará lo necesario para que los mercados tengan la liquidez adecuada para que puedan seguir funcionando de manera correcta. Esto recuerda en cierta manera al episodio de la catástrofe de los atentados del 11-S en Estados Unidos, cuando el BCE se puso a disposición de los bancos por si necesitaban financiación adicional en forma de dólares para paliar el impacto económico de semejante accidente.

Nadie puede negar que la posible salida de la UE está causando una gran incertidumbre en todos los sectores. A pesar de que el Reino Unido ha sido un país potente a lo largo de la historia y cuentan con la baza de contar con una moneda propia (la libra esterlina), el escenario sería completamente diferente a lo que estamos acostumbrados, y habrá que ver cómo reaccionan el resto de países europeos, así como otras potencias mundiales como China o Estados Unidos. Además, no hay que olvidar que esto podría sentar un precedente, y tanto si sale bien como si sale mal, otros países podrían tomar ejemplo y seguir la senda del Reino Unido.

También ha quedado claro a lo largo de los últimos meses que la sociedad británica está dividida, y que se han intentado asociar factores de todo tipo para condicionar la opinión de los votantes. El clima que se vive en toda Europa a raíz del conflicto de los refugiados se ha mezclado en todo esto y han aparecido corrientes racistas y xenófobas asociadas a los proclives a abandonar la UE.

Sea como fuere, dentro de 7 días sabremos qué sucede. Una mayoría simple sirve para decidir el resultado, así que veremos si gana la posición de distanciamiento con Bruselas, comandada por el UKIP, o la de la permanencia, liderada por el primer ministro David Cameron.

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